- sábado, 14 de junio de 2025
- Actualizado 23:06
Si la racionalidad presidiera la política española, que no la preside, los diputados de la efímera o casi nonata legislatura surgida del 20-D serían despedidos, esto es, tendrán vedado el reenganche el 26-J, pues no han hecho el trabajo que se les encomendó y para el que fueron contratados con dinero público.
Si este martes, cuando el Rey Felipe VI finalice su tercera ronda de consultas con los líderes políticos, se confirma que ningún candidato reúne los apoyos necesarios para ser investido Presidente del Gobierno, y por tanto hay que ir a unas nuevas elecciones el domingo 26 de junio, estaremos ante un fracaso sin paliativos de los líderes de los principales partidos. Un fracaso motivado por la incapacidad de esos líderes para ponerse de acuerdo durante los tres meses largos que han tenido desde el pasado 20 de diciembre.
Es cierto que no se puede responsabilizar a podemos de la perpetuación del Partido Popular en el gobierno por no haberse abstenido en la fallida investidura de Sánchez, pero también lo es que si se hubiera abstenido, a éstas alturas habría un nuevo gobierno, el PP se habría ido a la oposición a purificarse un poco, y los españoles no tendrían que volver a votar, previsiblemente lo mismo o parecido, seis meses después de haberlo hecho.
El Rey Felipe es alguien cuya característica principal es, a mi juicio, la prudencia. Descarto, por tanto, que en sus conversaciones con los líderes políticos este lunes y el martes, ensaye algún paso arriesgado, incluyendo dar la sensación de que sus interlocutores puedan sentirse abroncados.
La propuesta lanzada este jueves por Albert Rivera, sugiriendo que el Rey designe a un personaje independiente como candidato a la presidencia del Gobierno previa retirada de los líderes partidarios que aspiran a La Moncloa, es todo un certificado de hasta qué punto quienes aspiran a convertirse en los representantes de los españoles han cosechado lo que ellos mismos confiesan que es un fracaso colectivo.
Supongo que nadie pensaba que, con los actuales planteamientos, los militantes de Podemos pudiesen haber votado algo diferente a lo que votaron este fin de semana y cuyos resultados conocimos este lunes: un 'no' abrumador a apoyar, con la abstención de la formación morada en una hipotética votación de investidura, la pretensión del socialista Pedro Sánchez de alzarse con el Gobierno del país en alianza exclusivamente con Ciudadanos. Supongo que, aunque se sigue oficialmente, sobre todo en el PSOE, mareando la perdiz, nadie cree ya en la posibilidad de cualquier acuerdo sensato para evitar las elecciones del 26 de junio.
Mariano Rajoy parece haber hecho suya la máxima de "resistir es vencer". El ahora presidente en funciones se ha visto sacudido a lo largo d la legislatura por tantos casos de corrupción que han ido aflorando y que tenían y tienen a miembros y dirigentes de su partido como protagonistas que resulta imposible que la opinión pública no le reclame responsabilidades.