- lunes, 28 de abril de 2025
- Actualizado 18:31
Partido tras el cierre de posibles fichajes en el que Osasuna se trajo cedido a Abde del Barcelona; el tiempo valorará el acierto o no.
El partido tuvo tres fases claras, cada una de media hora: igualdad hasta el gol, bajonazo rojillo hasta los cambios, y emoción final con posibilidad de empate. Curiosamente, esta vez la derrota no duele tanto. Los puntos, sí.
El ex vicepresidente de Osasuna pagó, como vulgarmente se dice, y bien caro, de justo por pecadores. Esto podría ser comprensible, nunca justificable, en un mundo donde impere la Justicia, con mayúscula. Al Club le toca ahora ser justo con la viuda, su familia, y con la memoria de uno de sus hombres más leales en conciencia, y que nunca hurtó un euro.
La verdad que el equipo parecía otro respecto al pasado más cercano, saliendo en avalancha desde el minuto uno haciendo dos ocasiones y un gol rápido para el minuto 8 y decirle al Sevilla: aquí estamos, somos Osasuna.
"Hay otro que se dejó escapar, el de un medio ofensivo, cuando todavía no había dicho nada sobre Roberto Torres. Este jugador bien merecía algún otro planteamiento más imaginativo que el de decirle: No contamos contigo".
Hay principios inmutables en física. La cabra tira al monte y el aberchándal, al estercolero.
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Y llegó el 14 de julio con el sabor agridulce propio de una fiestas que ya finalizan, por una parte la tristeza de no poder empezar mañana otro largo día con un buen y emocionante encierro y por otra parte con el alivio que supone poder dar por fin un descanso a un cuerpo puesto a prueba durante 9 días.
Lo que no ha cambiado es lo de siempre, unas fiestas utilizadas, manoseadas, violadas por el aberchandalato, que ven una masa de gente y le colocan delante su pancarta criminal, creando la ficción de que todos están apoyando sus mierdas.
El séptimo escalón rinde homenaje al fotoperiodista Luis Azanza, fallecido el pasado diciembre, con una de sus fotos más representativas del inicio de los Sanfermines (SF).
Este ha sido el año más largo de mi vida, más de mil días, oigan. Ha durado 1.087 para ser exactos, una barbaridad, pero, por fin, el miércoles podremos celebrar el año nuevo otra vez, porque los de Pamplona celebramos el año nuevo cuando nos parece bien, faltaría más.
Se dice que el fuego purifica, que acaba con lo malo y deja todo preparado para que florezca lo bueno, por eso las hogueras de San Juan, y lo de quemar lo malo. Pero también arrasa y se puede llevar por delante más de lo que debería, o de lo que esperamos.
Sánchez, como ese loco déspota que mueve piezas en un mapa del mundo creyéndose un genio, estaba convencido de que como era el más listo de la clase, y el más guapo, podía solucionar el cabreo de Marruecos humillando a Argelia.
El sexto escalón homenajea a la firma Zubieta y Retegui con su foto más emblemática del encierro.
¿Y todo esto que vivimos con la selección albiceleste, este domingo con sus horas de festiva espera y sus 90 minutos de rezo del de Rosario, por qué no podemos tenerlo nunca en Pamplona con la selección española?
Calamaro dice que no se puede decir que una canción es mala, que acusar de maldad es una temeridad. Puede que tenga razón, que las cosas no sean malas en sí mismas y que dependen de cómo las percibimos, de qué hacemos con ellas. Que seamos nosotros quienes las hacemos malas o buenas, importantes o insignificantes.
Leo con preocupación, datos que nos presentó esta semana el ministerio del interior, que en solo un año los delitos sexuales en Navarra han aumentado un 90%. ¿No habíamos quedado que en Navarra no se toleraban este tipo de agresiones? Yo ya no entiendo nada.