Los servicios que han supuesto el pago son muy variados, desde juegos para el teléfono, suscripciones a revistas, chats de contactos, pornografía o información de todo tipo, por ejemplo.
A finales de 2022, Navarra tenía 32.000 profesionales, de los que el 51 % era temporal, sin duda, una barbaridad para un gobierno que supuestamente defiende "el empleo estable y de calidad".