Me dispongo a coger el tren. Sé que estoy en la estación de Pamplona porque no hay ningún taxi a la vista. Espero al Alvia sentado en un tosco banco de madera del desangelado vestíbulo. Ya en el andén, pienso que la serie “Cuéntame” podría grabar en este apeadero alguna escena sin hacer apenas adaptaciones.