Los trabajos, que terminan a final de año, generan unos 500 m2 de nuevas zonas y obligan a inhabilitar un carril en sentido centro, sin cortar el tráfico.
El material se creó a partir de un compuesto inventado por los científicos de la NASA a finales de los años 60 para evitar la presión a la que estaban sometidos los astronautas.