Partirte el culo ya de adulto de alguien que pertenece a una ideología que justifica, ampara e incluso ha propiciado el tiro en la nuca, que ama la violencia sobre todas las cosas, que se abraza a sus pistoleros asesinos y que no tiene problema en homenajearlos o incluso meterlos en las listas da un gustirrinín como especial.